Tuesday, October 20, 2015

Alcira Meneces/// La gerente propietaria del Centro de Capacitación Técnica Copacabana cumplirá 41 años de actividad en el rubro.

Esta semana el Centro de Capacitación Técnica Copacabana, más conocido como Instituto y Salón de Belleza Copacabana, está de aniversario, ocasión por la cual la Asamblea

Legislativa Plurinacional de Bolivia, Cámara de Senadores, le entregó un reconocimiento por formar en sus aulas a la juventud con eficiencia y compromiso.

Alcira Meneses Veizaga es la gerente propietaria, quien de forma empírica impulsó el crecimiento de su fuente de trabajo.

El éxito no llegó tan pronto a la vida de Meneses Veizaga, pues tenía que vencer muchos obstáculos antes.

“Una experiencia negativa fue lo que me llevó a estudiar belleza y peluquería.

Mi mamita y yo fuimos discriminadas en uno de los pocos salones de peinados que existían en la ciudad, por aquel entonces, debido a que mi mamá era de pollera”, recuerda entre lágrimas Alcira.

Este ingrato episodio sembró la semilla de la prosperidad. Cuando egresó del colegio “Juan de Dios Balderrama” de Cliza, partió rumbo a la Argentina, con la bendición de sus padres.

“Allá trabajaba y estudiaba al mismo tiempo. Mi capacitación duró un año en el Instituto de Enseñanza profesional LYFAR, en Buenos Aires, empecé en limpieza del salón, luego lavado de pelo y recién comencé mi formación directa para el ramo de belleza”, dice Meneses.

El año 1957 Alcira concluyó sus estudios y decidió retornar a Cochabamba para iniciar su sueño. Pero ya en su tierra todavía no tenía el impulso para abrir su propio local.

“Al principio no fue sencillo. Comencé a trabajar para una colega, como su empleada, pero las condiciones laborales eran pésimas”, afirma Alcira.

Durante este periodo también contrajo nupcias y se embarazó; y cuando dio a luz a su primera hija las cosas cambiaron, puesto que las empleadas de aquel entonces no gozaban de derechos de maternidad.

“Prácticamente me botó a la calle sin derecho a recibir ningún tipo de pago”, recuerda Meneses Veizaga.

Pero la necesidad de mantener su familia la llevó a tomar fuerzas y se alió con dos modistas para alquilar juntas un pequeño cuarto sobre la Calama para trabajar.

Desde el primer mes la peluquería se hizo de clientela, precisamente por las señoras que tenían algún negocio por la zona y que al ver la habilidad de la joven peluquera dejaron de utilizar los servicios de otras del ramo. Al poco tiempo dejó de compartir el local, ahora ya era solo para peluquería.

Pero las peluqueras tradicionales fueron a quererle obligar a cerrar su local y así impedirle prosiga su labor. “Mis clientes me defendieron y me protegieron, desde entonces comencé a trabajar incansablemente para ganar más clientela, por eso trabajaba de lunes a lunes y los días de fiestas eran los más sacrificados porque no me iba a casa, me quedaba a dormir en el salón, ya que la primera clienta llegaba a las cinco de la mañana”, relata Alcira.

Luego de 23 años de trabajo como peluquera, surgió el deseo de crear un Instituto de belleza, lo que se hizo realidad un 22 de octubre de 1974.

De ahí en adelante la lucha por conquistar el mercado ofreciendo calidad de enseñanza fue una meta constante.

Alcira Meneses también fue actualizando sus conocimientos, a través de cursos por correspondencia, aunque debía viajar a la Argentina para rendir sus exámenes. A su retorno transmitía sus conocimientos a las estudiantes.

De ahí en adelante la habilidad innata de empresaria la llevó a seguir creciendo y superándose.

Hasta la fecha más de ocho mil alumnos pasaron cursos en el Centro de Capacitación Técnica Copacabana, muchas de las cuales tienen sus propias peluquerías en la ciudad.

“Cada una de ellas es un logro personal. Un sueño anhelado que no pensé alcanzar”, finaliza Alcira Meneces.


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