Friday, November 4, 2016

Formación técnica, opción y esperanza de muchos



Paola tiene 30 años, no es casada pero vive con su pareja desde que tenía 18. Se embarazó muy joven y su hija nació con una malformación congénita, hidrocefalia, que la alejó de sus padres cuando ella tenía algo más de tres años. Los médicos no le daban ni un año de esperanza de vida.

“Yo iba a un montón de doctores y me decían que todo estaba bien, pero un día mi pareja me regaló una ecografía en un médico particular y ahí nos enteramos que tenía agua en su cabecita. Pasaron dos días y me hicieron cesárea de emergencia, salió con la cabeza grande. Traté de darle la mejor calidad de vida posible y por eso, cuando no debía vivir ni un año, vivió más de tres. Falleció por un paro cardio respiratorio”, recuerda.
Cuenta que durante ese periodo de tiempo pasaron muchas situaciones, todas en torno a la salud de su hija. Incluso vivió un buen tiempo en Argentina, mientras buscaba una solución para el problema de su pequeña. Empero aquello no fue posible y por eso, tras la muerte de su hija, ella no soportaba estar con niños cerca, pese a que era algo que siempre le gustó.
Después de ese golpe duro en su vida, entró a un instituto a capacitarse para fisioterapeuta, pues necesitaba distracción, superarse y tener alguna opción para poder tener ingresos económicos para su hogar; sin embargo, cuando tan solo le faltaban las prácticas para culminar el curso, tuvo que dejarlo por problemas económicos.
Recuerda que de adolescente tenía entre sus planes estudiar medicina, pero como optó por formar su familia, aquello había quedado en el pasado.
La pareja de Paola no es profesional pero trabaja y estudia, así que como tenían problemas económicos en su hogar, ella tuvo que trabajar. Así estuvo hasta que pasó el shock de la pérdida de su hija y por consejo de su madre, decidió estudiar parvulario, una carrera a nivel técnico superior que le permitió volver a estar cerca de los niños, pero además, generar ingresos y superarse.
“Esta carrera me gusta, está relacionada con los niños, es accesible en el tema de los horarios, el costo es bueno porque pagamos 320 bolivianos el mes y creo que valen la pena”, dice con entusiasmo y seguridad.
Ella ingresó a estudiar esta carrera técnica en Infocal en marzo de este año y cuenta que en menos de doce meses ya logró conseguir un trabajo, en el que si bien el sueldo no es mucho, es un ingreso para ella, pero sobre todo, le sirve como experiencia en el rumbo laboral que eligió para el resto de su vida.
“Mi carrera es de 3 años, yo entré en marzo y ya estoy trabajando. Durante este corto periodo de tiempo, aprendí a desarrollar en niños la motricidad fina, motricidad gruesa, a analizarlos, encontrar las fallas de ellos, en fin, todo lo que es el niño tanto en teoría como en práctica. Todo lo que aprendo ya le pongo en práctica”, relata.

Guadalupe, la enfermera
Guadalupe es también tarijeña, tiene 34 años de edad, y si bien tiene una historia de vida distinta a la de Paola, ahora estudia también una carrera técnica que le permitirá superarse y poder generar ingresos económicos para su familia.
Casada con un capitán de la Policía, es madre de dos hijos, el mayor tiene 11 y la menor nueve. Recuerda que de joven estudiaba la carrera de Veterinaria en La Paz, pero tras embarazarse, se casó y dejó la universidad. Se fue con su marido a Potosí, debido a la designación de destino de su pareja y hasta después del nacimiento de su hija, ella sólo se dedicaba a las labores de hogar.
El año 2008 volvió a Tarija por cuestiones de trabajo de su marido y con el retorno a su pago, decidió volver a la universidad para estudiar derecho y superarse; sin embargo, después de tres años y una nueva designación de destino de su marido, ella tuvo que dejar por segunda vez la carrera universitaria.
“Ese fue el problema que me obligó a dejar la universidad en el tercer año. Él se quiso desligar de la responsabilidad de mis hijos, mandaba muy poco o muy retrasado, así que dejé el estudio por completo y me dediqué a trabajar”, relata
Recuerda que ese fue un periodo duro en su vida, pues atravesaba problemas con su pareja, ocasionados sobre todo por la distancia entre ambos. Ya que mientras él estaba en Pando, ella se quedó en Tarija con sus hijos.
Con el tiempo volvieron a cambiar de lugar de trabajo a su esposo, esta vez en Villa Montes, y ahí ya fue toda la familia. Estuvieron un año y retornaron a Tarija.
Hoy, la familia de Guadalupe volvió a estar unida y ella decidió estudiar enfermería en un instituto a nivel técnico. Cuenta que optó por esta carrera porque la considera “noble”, pero además le gusta atender a la gente. A esto, añade que tiene en su familia personas de la tercera edad y le gustaría atenderlos bien.
A esto, coincide con Paola que estudiar una carrera técnica es una buena alternativa para ella, pues le permitirá, en un corto periodo de tiempo, estar capacitada y tener un oficio digno y que le permita ayudar económicamente a su marido.
“Mi esposo es capitán de la Policía, pero aun así la situación económica está muy dañada; nunca faltan los gastos en la casa, más cuando hay enfermedades”, añade.

La opción técnica
Los casos de Paola y Guadalupe no son aislados, de hecho, hay miles de historias de vida similares e incluso más duras, que encaminaron a sus protagonistas a estudiar una carrera técnica. Varios son los motivos para ello y de eso está consciente el presidente del directorio de Infocal, José Luis Porcel.
“Normalmente los estudiantes son de colegios fiscales y gran parte de colegios nocturnos. Muchos son casados, frustrados en carreras universitarias y vienen al instituto porque encuentran en él una carrera relativamente corta que les permite incursionar rápido al mercado laboral”, explica.
Infocal es una fundación sin fines de lucro que depende de la Federación de Empresarios Privados y que tiene como misión formar técnicos medios y superiores para que presten sus servicios a todas las instituciones públicas y privadas en el departamento. Por este motivo, las carretas técnicas que ofrece son a nivel medio y superior, que requieren un tiempo de estudio promedio de dos a tres años.
Otra de las ventajas de estudiar una carrera técnica son los horarios, pues en el instituto uno puede estudiar en la mañana, tarde o la noche. Por eso, la mayor cantidad del alumnado en Infocal se concentra más en las tardes y las noches, pues es gente que trabaja.
Sin embargo, José Luis aclara que no solo llegan al instituto estudiantes de bajos recursos, pues hay también aquellos que salieron de colegios particulares y encontraron en Infocal la oportunidad de capacitarse para poner en marcha sus emprendimientos e emplear sus conocimientos en las industrias donde trabajan.
Parvulario, enfermería, mecánica, cocina y electricidad de automóvil, son las carreras técnicas que por el momento se imparten en Infocal, pero también ofrece una variedad de cursos de capacitación más cortos, que van de 80 a 200 horas y que pueden ser de: mantenimiento de celulares, técnicos instaladores de gas, soldadura, carpintería en aluminio, aluminio y muchos otros más.
Las cuotas son mensuales y mínimas en el instituto, pues van desde los 100 hasta los 300 bolivianos. Al ser una institución privada y que no cuenta con financiamiento del Estado, se paga a los docentes con el dinero de las cuotas de los estudiantes.
Finalmente, Porcel observa que si bien falta visión en el sector empresarial, además de existir pocos emprendimientos privados, el campo laboral en Tarija es grande. “Todavíoa los tarijeños no hemos despertado porque nuestra producción artesanal e industrial es muy baja, cuando podríamos aprovechar nuestros recursos”, añade.

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